Dictotomía. Será mi malestar o quizás la bendición de la que padezco, que me hace resolver la cara de nostálgico que me invade cada vez que pienso en lo que soy, lo que hago y lo que algún día será.
Exactamente el último párrafo es el que me trae más lid dentro de mí. Que seré?, a veces no tengo respuesta para eso, o quizás sólo trato de esconder esa oscura premonición de la que una parte de mí me auguria.
Baticinio maldito y oscuro al que no deseo tomarle la razón. El razonamometro marca 15 en mí. Hago las cosas sólo por actitud autómata. Cuál tonsurado de alguna religión me dejo llevar por la iluminación y veo que sucede ese día. Al tacho si hago mal o bien. Me dejo llevar sencillamente.
Y me percarto rapidamente que estoy mas loco que una cabra oiga usted, justo como ahora, en donde escribo esto y mi imaginación va por tantos lugares intentando escribir relatos nuevos.
Tengo una imaginación que no me deja. A cada instante imagino, e imagino largo, y aveces fantaseo tanto que termino cansado, muy cansado y sólo quiero dormir, como si viniese de una extensa jornada.
Mi cerebro, pobre cerebro. En el cementerio de mis neuronas vivas fantasías cruzan las ramificadas cavernas como fantasmas en el último pabellón de criptas.
Otro día escribiré más. Más.