Sobre un Amor que nunca Existió
La ame y mucho.
Es difícil tratar de explicar como es un amor verdadero, y mas difícil aún explicar porque termino, si así lo era; yo no sé, ni lo quiero saber, solo sé como se siente y me basta, ame a Perla, cuando en realidad la debía haber tomado como un simple juego, al final, fue un juego, un juego en donde yo perdí.
Perdí a mis amigos que hoy no están a mi lado, perdí su confianza, perdí las horas, el reloj se quebro y el vidrio del discernimiento se me resbalo de mis aceitadas manos, dejandomelas cortadas, si regresaré a ser como antes, yo no se.
(Gabriel hablandose frente a un espejo, a las 3.30 am con los ojos llorosos, no tenía a quien escribir.. ni a quien llamar, octubre del 2005).
Hoy con mi chaqueta oscura, detenido frente al malecón, veo el mar tan cerca, y a lo lejos el cielo reventar en llamas, tengo los ojos limpios, el aliento a una bebida de "Free-light Citrus", mi mochila apretada a mis hombros enmarcandolas voluptuosamente, y en silencio solo me limito a observar.
La ame y mucho.
Es difícil tratar de explicar como es un amor verdadero, y mas difícil aún explicar porque termino, si así lo era; yo no sé, ni lo quiero saber, solo sé como se siente y me basta, ame a Perla, cuando en realidad la debía haber tomado como un simple juego, al final, fue un juego, un juego en donde yo perdí.
Perdí a mis amigos que hoy no están a mi lado, perdí su confianza, perdí las horas, el reloj se quebro y el vidrio del discernimiento se me resbalo de mis aceitadas manos, dejandomelas cortadas, si regresaré a ser como antes, yo no se.
(Gabriel hablandose frente a un espejo, a las 3.30 am con los ojos llorosos, no tenía a quien escribir.. ni a quien llamar, octubre del 2005).
Hoy con mi chaqueta oscura, detenido frente al malecón, veo el mar tan cerca, y a lo lejos el cielo reventar en llamas, tengo los ojos limpios, el aliento a una bebida de "Free-light Citrus", mi mochila apretada a mis hombros enmarcandolas voluptuosamente, y en silencio solo me limito a observar.
(Gabriel, 6.35 pm, setiembre del 2006, sintiendo la fragancia del mar)
Detrás de una cortina clara, con las lunas cerradas y el cielo color gris sirviendo de fondo en un cuarto color rosa, Perla, mas gorda, sin la silueta del ayer, con el cabello desteñido y maltratado, termina de cambiar a Sasha, su hija, mientras su esposo, Darío, en la computadora programa su horario y sus citas para el dia siguiente, Perla viste de blanco floreado y una sonrisa se dibuja en su rostro mientras juega con el pequeño Sasha, mira por la ventana y piensa en lo feliz que es con su hijo, pero sabe que mas tarde sólo le queda soportar a Darío, sus golpes, sus arrebatos y sus celos, sus presurosos celos.
Detrás de una cortina clara, con las lunas cerradas y el cielo color gris sirviendo de fondo en un cuarto color rosa, Perla, mas gorda, sin la silueta del ayer, con el cabello desteñido y maltratado, termina de cambiar a Sasha, su hija, mientras su esposo, Darío, en la computadora programa su horario y sus citas para el dia siguiente, Perla viste de blanco floreado y una sonrisa se dibuja en su rostro mientras juega con el pequeño Sasha, mira por la ventana y piensa en lo feliz que es con su hijo, pero sabe que mas tarde sólo le queda soportar a Darío, sus golpes, sus arrebatos y sus celos, sus presurosos celos.
(Perla, 6.35 pm, mes de setiembre del 2006, muy lejos del malecón, pero también sintiendo el olor del mar, recordando)
Silencio, la tarde fría, los ojos cerrandose, debajo de las ensortijadas ramas de una vid, con una copa en la mano, balanceandola, observando el color del rojo vino, con la boca semiabierta como recordando, como meditando del pasado. Los ojos semicerrados, las arrugas cortandole la piel, las cejas pobladas canosas cubren y emsombrecen sus ojos, formando su rostro como un cuadro de aquellos retratos en claroscuro. Ve a su derecha y ve un mueble apartado, polvoriento y con las telarañas formandose debajo de el, parece ver la silueta de alguien allí, vuelve a ver su copa (girando su cabeza suavemente, muy suave), trata de llamar pero recuerda que no hay nadie en casa, ni la empleada, ni el jardinero nadie quedo, los negocios decayeron, pero espera que haya mejores tiempos, el único temor es la edad, la edad y la presurosa muerte. Sonrie, y vuelve a beber su copa,suspira mientras cruza sus dedos entrelazandolos con la copa.
(Baco Zulanovich, 6.35 pm, en su casa, solo, meditando junto a su vid, tarareando la quinta sinfonía)
Frente al computador intentando controlar la nostalgia,Gabriel, listo para ir a la ducha, soportando a la gente, soportando sus progenitores, termina de escribir presuroso, pronto cenará.
(Yo, 7.55pm, una fría tarde de noviembre)
"El Fuego es Propio y
la ceniza ...siempre ajena"Enrique Bunbury, Héroes del Silencio-La Chispa Adecuada